Sobre el partido con Nigeria, el último de la fase de grupos en el mundial
«Siempre mantuvimos el respeto por la figura del entrenador pero estábamos en una situación límite y de buena gente, de gente que quiere lo mejor, explicamos las dudas que tenía el plantel para llegar a un punto de acuerdo y disipar dudas, porque íbamos a jugar contra Nigeria un partido trascendental porque nos quedábamos afuera en primera ronda y con Messi, que no era un detalle menor y hubiera sido un fracaso aún peor», explicó más de nueve meses después.
«Pero en ningún momento -siguió- el entrenador dejó de ser entrenador, él decidía y armaba el equipo». Y sobre el famoso planteo contra Francia con un «falso» 9, remató: «No soy el entrenador, no sé si fue razonable o no. Puedo ser un burro jugando al fútbol, pero vigilante nunca»